Nico lloraba todo el rato, yo le cogía y le ponía al pecho. Ahí se calmaba, a veces incluso se dormía, pero con un sueño tan ligero que, a nada que me moviese, se despertaba y comenzaba la cantinela de nuevo. Siempre se me olvidaba coger agua, el móvil o cualquier entretenimiento antes de las largas sesiones de amamantamiento que viví durante los primeros meses de vida de mi hijo.
Lo que peor llevaba era la sed. Me moría de sed. Cuando estaba mi pareja, le pedía a él que me trajese agua y móvil. Él, haciendo mientras tanto otras tareas vinculadas a nuestra nueva vida de padres, acababa hasta el gorro de traérmelos unas 30 veces al día. Yo terminaba enfadada con él por enfadarse conmigo. Y vuelta el burro a la linde.
Busqué argumentos para explicarle que no lo hacía adrede, que no es que quisiese fastidiarle todas las veces. Encontré la base biológica de tan incómodos olvidos: estamos preparadas para atender al llanto de nuestras crías antes de pensar en cualquier otra cosa. Incluso por encima de nuestra sed, aburrimiento, aislamiento o lo que quiera que vaya a causarnos el salir volando a por el bebé sin tener nada más en cuenta.
Así que me compré una cinta para el móvil y una cantimplora, y andaba por casa con los dos ítems colgando, siempre a punto por si Nicolás entraba en ataque de llanto. Pero yo estaba ridícula, incómoda y asqueada de verme hecha una boyscout entre trasnochada y millennial. La solución debía ser otra.
Comencé a dibujar el diseño de una prenda que compensase todas las incomodidades de la lactancia materna exclusiva (lme): la sed, el aburrimiento, el aislamiento, los derrames de leche, la falta de herramientas para el niño (mantita, babero, trapo…), el no poder usar mi ropa normal. Y así nació la protonicolasa. Yo misma la cosí (fatal).
Empecé a usarla tanto en casa como fuera. Otras mujeres me preguntaban por ella, me compartían sus inquietudes, me pedían probarla y, finalmente, que les hiciese una igual. Pero, la verdad, era una birria de toalla con dos corchetes y tela fosforita.
Meses después, tras mucho trabajo de diseño, patronaje, selección de materiales y diez mil ateneresencuenta más nació, por fin, Nicolasita. Nicolasita es la primera marca de ropa diseñada para la lactancia materna exclusiva, la única, y las nicolasas son las primeras prendas en esta línea.
Espero que vosotras, tanto las que me la pedisteis, como las que nos estáis conociendo ahora, la disfrutéis. Que os ayude a vivir una lme enriquecedora, exitosa y, sobre todo, a vuestras anchas.
Un abrazo, compañeras.